Mañana es viernes
Tres, cuatro o cinco voces mínimo en la cabeza. Los pies molidos. Las manos tiritonas. Los ojos abiertos de puro stress.
¿Quién no ha estado así alguna vez?.
Hoy estoy con los pre-síntomas. Por suerte, mañana es viernes....y sé que se va a pasar. Además, voy a estar visitada. Eso es lo mejor!!
Qué largas parecen las semanas cuando se miran de la perspectiva de un domingo en la tarde, mirando una película. La peor frase semanal...mañana es lunes...
Y la vuelta de la rueda, el trajín constante, que tiene sus cosas buenas, logros profesionales y de ese estilo, pero que cansa y mucho.
Mañana es viernes...lo mejor de esa frase, es que se repite en 7 días más.
Y los candidatos son...
Canditatos, presidenciables, parlamentarios, fauna política.
Yo, en persona, conozco a varios, hemos conversado y todo. Simpáticos, sin luces en la cara son lejos lo más humano que uno pueda imaginarse. Pero cuando la pantalla se prende se maquetean, se hacen una sombra de lo que son en realidad.
Por ejemplo, hay un parlamentario de izquierda, el 'metrosexual' le llaman. En pantalla pierde la mitad del brillo, ni explico en persona, regio...y te mira a los ojos y derrite...y ofrece una bebida con la misma sencillez con que un niño te abre un paquete de papas fritas...irresistible. Ahora se casa, afortunada ella.
Hay otros que tratan de aparecer tan perfectos que piden que las cámaras se apaguen para repetir todo lo que dijeron de una forma mejor, aunque casi repiten palabra por palabra lo que dijeron la primera vez.(No voy a dar nombres, aunque este fue uno que se colgó en la carrera presidencial).
Hay un ministro que habla harto (más que yo), pero que ahora cuida más sus palabras. Un chiste. Se fuma 20 cigarros antes de hablar 3.000 mil palabras acomodándose un mechón del poco pelo rubio que le queda encima de la "bald head".
Existe uno de derecha que parece que se levanta enojado. O así parece cuando habla, todo es malo, terrible. Pero sin cámaras es dócil y amable, un verdadero agrado. (Fue nuestra estrella en verano).
Mi ministro favorito, reclama y reclama y siempre aparece pesado y serio. Pero sé que todos los días le tienen que armar la chaqueta con las cosas que van adentro o se le olvidan por lo absorvido que está en la pega, además canta y harto bien. (Aparte que me piropeó los ojos).
Las mujeres son otra cosa, pelean por el cobre y antes de las conferencias se preguntan entre ellas por el peluquero, el manicurista y el maquillador, sin saber que los micrófonos ya están prendidos.
Otras, salen de conferencias diciendo "no voy a hablar, estoy cansada" sin pensar que las mismas horas que ella estuvo en reuniones uno está afuera, sin galletitas ni café con leche, esperándola.
La mayor parte de ellos son todo lo personas que pueden ser con lo bueno y lo malo.
Pero hay uno, que caminaba vanagloriándose de que había sido el primero en hablar de royalty, que llevaba años ahí, en la pelea política, hasta que por lo que todos sabemos, fue un grupo de niños el que le dio el K.O.
Bienvenido
Hola precioso!!
Despertaste en la luz de este invierno para alegrar a tantos.
Te deseo una vida feliz, plena. No te voy a decir fácil porque tal cosa no existe, pero sí existe la felicidad, la dicha, las puestas de sol, el amor, las risas y los niños que como tú hoy iluminan el corazón de quienes los rodean.
Aprovecha tu niñez, corre, salta, embárrate, deja que te chorreen los helados por los brazos, haz travesuras, juega al rin-rin raja.
Yo voy a hacer lo que pueda, contarte cuentos, jugar contigo, correr en una plaza, columpiarte en los juegos, enseñarte a leer y escucharte cuando sea necesario.
Disfruta todo lo que la niñez entrega, desde la protección hasta la candidez extrema.
Ya habrán muchos años para ser un hombre responsable, con obligaciones...la gente va a tratar de adelantarse a eso y se preguntará ¿qué será cuando grande? y cuando seas grande dirán ¿te acuerdas cuando era chico?
No los oigas sé tú hoy y mañana, sé feliz, porque vienes a completar una familia hermosa, que contigo sólo se perfecciona más.
¡Bienvenido! Una y mil veces, hoy tu nacimiento, ilumina mucho más que el sol.
Una medusa
Así, medusientamente transparente. Hay gente que no puede evitar ser transparente, como los niños.
Eso es distinto a ser invisible, a que no te vean. Ser transparente es, por el contrario dejarse ver, que los ojos traspasen lo que hay dentro de cada uno.
Si categorizamos en este aspecto hay personas que son:
a) Transparentes: Que dejan ver todo lo que hay en su interior.
b) Invisibles: Que por una razón u otra no se ven y no hacen nada por hacerse notar.
c) Camuflados: Que usan a otros para pasar inadvertidos.
d) Vidrios: Que siempre se preocupan de que los demás veamos al resto y no a ellos mismos.
e) Espejos: Que se miran sólo a sí mismos, como única fuente de la verdad absoluta.
d) Ampolleta estrogoscópica: Con una gran capacidad social, dueños de todas las fiestas.
Algo así, de todas maneras, a alguien se le puede ocurrir otra caracterización, pero mientras tanto, hay algo de todo eso en cada uno y se refleja, como en un espejo, cada vez que nos revisamos nosotros mismos.
Las horas del periodista
MMM. Si alguien me hubiera dicho que estudiando periodismo mis horarios de tiempo libre iban a ser escuálidos y mi bolsillo paupérrimo, probablemente me hubiera salido de la carrera la primera semana.
Levantarse a las 6 de la mañana o antes en un día de elecciones, acostarse a las 11 de la noche, sólo para levantarse de nuevo mirando las noticias, enchufado todo el día en la realidad y perdido en vacaciones, buscando en el horizonte alguna conexión con ese extraño mundo de afuera, que parece tan parece tan propio durante todo el resto del año.
El billete de Mickey
En el edificio donde trabajo, está la oficina de Disney en Chile. La primera vez que pasé, el ascensor se abrió y ahí, al frente de mis ojos, estaba un piso pintado entero de amarillo con la foto del famosito Mickey Mouse dando la bienvenida "Al mágico mundo".
No lo podía creer. Pienso que no solo una, sino mil veces cuando niña soñé con trabajar aunque fuera un día con todos los personajes de fantasía, gratis, como fuera para compartir con los monitos aunque fuera una vez.
Pero no se pudo y esto ha sido lo más cerca de la empresa que una vez pude estar.
El problema es ese. Cuando niña soñaba no con trabajar, sino con compartir las aventuras mágicas y no veía a Disney como una empresa, sino como un castillo.
Hace 2 días, unos tipos de terno gris se subieron al ascensor provenientes de esas oficinas y escuché su conversación.
Me imaginaba una discusión sobre los peces de la nueva película de "La Sirenita", los 303 dálmatas o por último un nuevo remake de "Fantasía" con música reggaeton, cosas por el estilo.
Pero no, en lugar de eso escuché que las acciones de la empresa están bajando por la competencia con nuevas compañías que hacen dibujitos.
Que el ratón ya no es confiable y ¿no te parece que es hora de buscar algo con más futuro?
No sé si en mi vida he creído que algo tiene más futuro que Disney y jamás lo he pensado en plata.
Siempre lo he pensado en el sentido de que los sueños de los niños, del futuro del mundo, se centran en las enseñanzas de todos esos monos locos, que de una u otra forma mantienen los sueños que no se forjan en dinero
El hombre de las monedas
Caminando por el centro, de pronto, una figura llamó mi atención.
De todas esas, de las miles que pasan por el lado como sombras, una se quedó en mi cabeza grabada, sin borrar.
Era un hombre con abrigo café que recogía monedas en el suelo. Lo primero que pensé fue que está bien que los sueldos sean bajos, pero esto vendría siendo como el colmo!
Era divertido en todo caso, dos pasos y agacharse. Tres más y vuelta a lo mismo. Pensé en que con todo ese esfuerzo, la escoliosis le saldría mil veces más cara que todas las monedas que recogiera, aunque fueran de 500 pesos.
Un poco más allá, un niño hacía malabares con pelotas de tenis y en un sólo semáforo se le cayeron 3 veces.
Pensé que a lo mejor, ese niño podría llegar a convertirse algún día en el hombre de las monedas. Tratando de mezclarse un poco más entre la multitud y no parado frente a ella.
Recogiendo monedas en vez de pelotas de tenis y contando en su cabeza mil veces, la cantidad de plata que le falta para subirse a la próxima micro.
